Desconocido
No sé que te hace tan especial, pero a donde quiera que mis pensamientos se devíen, siempre terminan encontrando la ruta hacía ti. Imagino cómo será el sonido de tu voz, que vocabulario has de usar al hablar y que temas son de mayor intéres para ti.
Me gusta pensar que no tenemos tanto en común, y que tal vez eso es lo mejor, pues tu me puedes enseñar a amar tus gustos, y no sólo por el hecho de ser tuyos los amaría, sino porqué amaría el hecho de escucharte hablar con tanta pasión de las cosas que amas y amaría el hecho de imaginar que algún día yo también podría estar dentro de las cosas que te hacen feliz y que te hacen sentir tanta pasión.
Verte siempre tan arreglado y guapo me intimida un poco, pues al yo ser un desastre andante, temo que nunca te vallas a fijar en mí. Mientras tu vas con ropa combinada y que te queda como anillo al dedo, yo me pongo lo primero que veo sin siquiera pensar en en como me queda, mi cabello no conoce el peine y mi rostro no conoce nada de maquillaje, más que lo básico, bloqueador solar con color, labial y rímel.
Al principio pensaba en arreglarme por si terminaba encontrándome contigo en el transcurso del día, con el tiempo me dí cuenta, que entre menos arreglada estuviera más coincidíamos, y comencé a pensar que talvez era una señal del destino diciéndome que entre más natural me víera, menos batallaría para hacer que me voltearás a ver.
Nunca he visto una de tus sonrisas ser dedicadas a mí, pero siento que cada vez que nuestras miradas tropiezan, algo dentro de mí nace y muere, la emoción salta dentro de mi estomágo, mientras que la decepción de no verte acercándote a mí y hablarme por primera vez hace un nudo dentro de él.
Me siento tan cobarde por no poder dar el primer paso, pero a la vez también te culpo por no quererlo dar. No sé que pienses tu, sí te has fijado de verdad en mí, o sí nuestros cruces de miradas sólo son coincidencias y yo sólo me las imagino profundas en mi cabeza. Pero sé que hay algo aunque sea muy minímo a la hora de cruzar nuestras miradas, que me permite pensar que talvez, algún día, cuanto tú o yo estémos preparados para acercarnos, algo se podría dar entre los dos.